lunes, 22 de septiembre de 2014

Los Gigantes del Mundial de Vela 2014

Ayer, domingo, se terminó el Mundial de Vela. Durante casi un mes cinco gigantes han estado vigilando la bahía desde el Frente Marítimo de Santander. Sus creadores son cinco artistas que de esa manera han querido representar los cinco continentes. Las estatuas han sido colocadas en puntos estratégicos, desde el Palacete del Embarcadero hasta la Playa de los Peligros pasando por Los Raqueros, Puerto Chico y el Museo Marítimo.
Ahora tendrán que retirarlos todos...salvo uno, de recordatorio.


En Los Raqueros, "Europa" de Emeric Minaya


En el Palacete, "América" de Sandra Suárez


En Puerto Chico, "Asia" de María Centeno


En el Museo Marítimo, "Oceanía" de Tomás Hoya


En la Playa de los Peligros, "África" de José Luis Ochoa






viernes, 19 de septiembre de 2014

En busca del tiempo perdido

                           



Esta es mi propuesta de septiembre para el certamen "Esta noche te cuento"
Tema del mes : Tras la batalla


                                                Ilustración de Laura Garrido



La anciana entró en el edificio abandonado y semiderruido. Después de atravesar el vestíbulo se adentró en el pasillo que conducía a los dormitorios. Allí miró a su alrededor, todavía quedaban algunos colchones por el suelo, somieres y cabeceros de cama parcialmente oxidados. Se acercó a una de las ventanas, fuera la vegetación lo había invadido todo, no quedaba nada de aquel parque tan bien cuidado por Benoît, el jardinero. En una pared desconchada un crucifijo colgaba de medio lado, se dirigió a él y de manera mecánica lo enderezó. En ese instante, de entre los escombros, salió asustado un pájaro soltando algunos plumones. Los contempló un rato y recordó las batallas de almohadas con las que las internas se divertían antes de acostarse. Sor Inés solía hacer la vista gorda un tiempo, luego entraba en el dormitorio y mandaba apagar las luces: "Buenas noches, niñas".
Nunca olvidará la última batalla, esa noche no apareció Sor Inés, en su lugar irrumpieron agentes de la Gestapo con soldados alemanes. Con otras dos niñas judías tuvieron que seguirlos. Abajo, en el patio también esperaba la monja. Las cuatro subieron en el camión.
Nunca supieron quién las había delatado.