jueves, 30 de julio de 2015

H 74

                                                             Foto: Eva García



Como burbujas
sobre la flor araña
milagrosa agua.

Tiempo de horror

                                                             Foto: Javi Fields



TIEMPO DE HORROR

Cuando el oficial nazi nos mandó desnudar, nos pusimos a temblar; no debido al intenso frío que hacía sino por el temor que nos invadió. A los cinco nos habían sacado del barracón, sospechosos de repartir octavillas por el campo de internamiento. Desfiló ante nosotros jactándose y mofándose de nuestros cuerpos esqueléticos y lívidos. Se paró a mi altura, me miró de arriba abajo y me ordenó ponerme a cuatro patas; como no reaccionaba, me golpeó y obedecí. Me ató una correa al cuello y me gritó:
—Ahora, ¡ladra! —y me arreó una patada.
— ¡Guau, guau!
—No te oigo, ¡más fuerte! —otra patada.
— ¡GUAU, GUAU!

A carcajadas mandó a los demás volver al barracón. A mí, después de recorrer el recinto a cuatro patas, me llevó a la caseta del perro. Me señaló la escudilla repleta de comida.
— ¡Come!, ¡Cómelo todo!
Accedí. Después de tragarme el contenido, me dieron arcadas. No fue por el alimento en sí, ni por el asqueroso recipiente, sino por la cantidad muy superior a la que acostumbraba a ingerir. Y vomité. Tuve que comer mi vómito. En la caseta del perro pasé la noche, y la siguiente, y otras muchas. Por las mañanas, me sacaba a “pasear” por el patio, para que me vieran los demás presos. Me mandaba ladrar, tenía prohibido hablar.

Cuando al mes me devolvió al barracón, no me mantenía en pie; me acogieron mis compañeros, me lavaron y me curaron las heridas.
Por las noches no me acostumbro a dormir en un catre, duermo en el suelo; cuando sueño, dicen que ladro.


martes, 28 de julio de 2015

H 73

                                                        Foto: Ginette Gilart



La flor de loto
símbolo de pureza
nace en el fango.

viernes, 24 de julio de 2015

H 72

                                                          Foto: Ginette Gilart



Perfecta espiral
del caparazón como
en un opérculo.

jueves, 23 de julio de 2015

Cómo hacíamos café

                                                       Foto: Ginette Gilart



CÓMO HACÍAMOS CAFÉ


A mi madre le encantaba el café, el buen café. No compraba el grano en cualquier sitio, solía ir a Café Bacquié; como ahora existen casas del té, entonces había casas del café donde se vendían de todo tipo, en paquetes ya preparados o a granel. Las distintas clases se exponían en recipientes con un cartel indicando la procedencia: el arábica de varios países de América Central o del Sur; el robusta de Asia. Ella solía pedir siempre la misma mezcla que la dependienta conocía muy bien: « ¿Lo de siempre, verdad?».

Lo molíamos en casa con un viejo molinillo, un artilugio que se componía de un compartimento abombado donde se colocaba el café en grano y en la parte inferior un pequeño cajón extraíble donde se recuperaba el resultado de la molienda. Con mis manitas de niña me costaba girar la manivela pero me gustaba oír cómo crujían los granos al ser prensados. Luego, con una mano más enérgica mi madre acababa de moler. Después vertía el café molido  en una especie de calcetín de algodón blanco con mango colocado en una cafetera de metal azul. En él iba echando, poco a poco y haciendo círculos, agua caliente; la cocina se inundaba, entonces, de su cálido aroma.

Luego llegaron los molinillos eléctricos y arrinconamos el viejo, aunque durante mucho tiempo ella conservó la costumbre de “pasar” el café con “calcetín”.

De ella he heredado el gusto por el café; aunque existen cafeteras muy modernas que funcionan con cápsulas, yo utilizo la típica cafetera italiana, me agrada  su particular borboteo  y el olor que se desprende. En cuanto al viejo molinillo adorna  mi cocina y la cafetera azul me sirve de jarrón.

martes, 21 de julio de 2015

H 71

                                               Fotografía: Ginette Gilart



Bocas de incendios
para aplacar el fuego
en tu corazón.

domingo, 19 de julio de 2015

H 70


                                               Fotografía: Ginette Gilart



Senda dorada
delante de la sombra
al ponerse el sol.


viernes, 17 de julio de 2015

H 69

                                              Fotografía: Ginette Gilart


El abejorro
liba el néctar de la flor,
el agapanto.

jueves, 16 de julio de 2015

H 68

                                                          Foto: Ginette Gilart



Caracolillo
en la mano de Isabel
saca los cuernos.

martes, 14 de julio de 2015

H 67

                                               Fotografía de Eva García



Olor y color
lavanda y mariposa
silencio malva.

sábado, 11 de julio de 2015

viernes, 10 de julio de 2015

martes, 7 de julio de 2015

H 64

                                              Foto de Sendero del Agua



Azul hortensia,
serenidad y calma
en el Sendero.

H 63

                                                         Foto de Eva García



El sol abrasa,
helechos amarillos,
verano infernal.

H 62

                                                        Foto de Eva García



Círculo áureo
desciende tras los juncos,
se apaga el día.

sábado, 4 de julio de 2015

Campeón

                                     Bicis 0161
                                                                                                Foto de Rafa Olivares



Con este microrrelato participo en ENTC (Esta Noche te Cuento).
Tema del mes: una bicicleta


 CAMPEÓN

Su primera bicicleta fue una de ruedines que había heredado de su hermano mayor. Poco tiempo le duraron esas ayudas, primero se cargó uno y a los dos días al ver que el segundo apenas tocaba el suelo se lo quitaron. Aprendió sólo a andar en bici, tendría unos cuatro años. Ya con su triciclo apuntaba maneras, a tal punto que se las había ingeniado para frenar en seco; siempre a toda velocidad, cuando llegaba el momento de parar, daba un giro brusco al volante y a la vez  pedaleaba fuerte hacia atrás, de esa manera frenaba de golpe haciendo un derrape. Era conocido en el barrio por su atrevimiento y su manejo de la bici. Fue Fiammetta, una chica de paso por el pueblo, que le auguró un brillante porvenir en el mundo del ciclismo.
Ahora, veinte años más tarde, su madre sonríe al recordarla viendo como su hijo, eufórico, cruza la línea de meta.

H 61




La pasiflora
entre las hojas verdes
induce al sueño.

H 60





Agradecidas
florecen las hortensias 
todo el verano.